Literatura del exilio voluntario


En la actualidad alemana el tema de la llegada de inmigrantes de países en guerras religiosas o políticas, o de naciones en crisis económica, se ha convertido en el pan de cada día.
Entre las personas que arriban al territorio alemán no faltan los artistas de la palabra, para quienes escribir desde el exilio encierra varias caras. Cuando el abandono de la patria es resultado de violentas presiones, ello suele ser doloroso y podría ser a la larga improductivo; sin embargo, la historia de la literatura es testigo de que muchos escritores y poetas  —obligados a abandonar sus países por amenazas a su integridad en el afán de querer ejercer su derecho a la libertad de expresión bajo gobiernos represores y dictaduras—  lograron crear sus obras maestras desde la distancia del extranjero. De ahí que, abrigando esa esperanza, muchas instituciones culturales alemanas hoy en día apoyen con incentivos económicos a estas personas.
Lo cierto es que están también, entre los escritores inmigrantes, los que eligieron el exilio por opción personal, sin haber sido movidos por mayor aterradora amenaza que la de sus propias conciencias, sedientas de inspiración. Para ellos y ellas, los que un día salieron de su tierra en busca de otros aires para sus musas, van estas décimas, que escribí hace algún tiempo en Múnich, como expresión del sentir de muchas mujeres escritoras y poetas que conocí aquí y que continúan escribiendo, además y todavía, solo en sus idiomas maternos luego de tantos años de exilio voluntario en el país de la lengua de Goethe.


Decires de una escritora inmigrante

Libertad vine yo a buscar,
por escribir lo que fuera.
Lo mío es el buen hablar
y rimar como una fiera.

                I
Dejé la ciudad de Lima
y así mi lengua natal,
terrible cosa fatal,
peor que cambiar de clima.
Porque lo que es la cocina
nunca tuve que abdicar
a lo mucho: achurrascar,
comer en nuevos horarios.
Mas no pa’ hacer recetarios
libertad vine yo a buscar.

                   II
La música fue otro reto.
Yo seguí en mi tradición:
quijad’e burro y cajón
oigo a diario con respeto,
aunque mi baile es escueto.
Mi ritmo ya no es lo que era
tanto Bach en la bañera.
Pa’ no hundirme en sollozos
rimé ópera en esbozos,
por escribir lo que fuera.

              III
Operetas, recetarios,
libros de viajes o cartas,
cuentos: diez; novelas: hartas;
en rima: cien poemarios,
textos universitarios,
canciones pa’ recitar. . .
Todo a costa de gritar
al que oyera expectante
la voz de una inmigrante:
lo mío es el buen hablar.

               IV
Tanto tiempo transcurrido
y así me quedaré eterna.
Solo en mi lengua materna
soltaré algún alarido.
Pero no está to’o perdido
con tanta escuela en Baviera
casi me entiende cualquiera:
podré siempre decir versos
en discursos no perversos
y rimar como una fiera.


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Décima leída en el evento GRITO DE MUJER, marzo 2014.
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Artículo publicado en:
CANAL MUNDO EUROLATINO, Italia, febrero 2015.